[et_pb_section admin_label=”section”][et_pb_row admin_label=”row”][et_pb_column type=”4_4″][et_pb_text admin_label=”Texto” background_layout=”light” text_orientation=”left” use_border_color=”off” border_color=”#ffffff” border_style=”solid”]<\/p>\n
Una de las virtudes que se le han atribuido a la justicia transicional\u00a0en los pa\u00edses donde se ha implementado es su capacidad de\u00a0fortalecer las instituciones y contribuir con el afianzamiento de la\u00a0democracia. Una de las maneras de potenciar tanto la democracia\u00a0como el restablecimiento de las v\u00edctimas ha sido propiciar su\u00a0participaci\u00f3n dentro de los procesos de justicia transicional y otras\u00a0pol\u00edticas p\u00fablicas cuya finalidad es propender por las garant\u00edas de\u00a0sus derechos. No obstante, la participaci\u00f3n democr\u00e1tica de las\u00a0personas est\u00e1 mediada por la calidad que se les otorga a los sujetos\u00a0que participan. El objeto de este texto es proponer la necesidad\u00a0de tener un debate acerca de las implicaciones que trae la forma\u00a0en que se concibe a las \u201cv\u00edctimas\u201d en su participaci\u00f3n dentro de\u00a0procesos de reparaci\u00f3n. Este documento concluye poniendo en\u00a0consideraci\u00f3n algunos puntos que podr\u00edan hacer parte del debate\u00a0sobre la conceptualizaci\u00f3n de v\u00edctima y su participaci\u00f3n.<\/p>\n