¿Cuántas veces se tienen mañanas en las que se empieza la jornada temprano, con todas las intenciones de apegarse a la lista de tareas pendientes, pero sin darte cuenta se empieza a procrastinar? Cuando se espera ya ha desperdiciaste toda la mañana; de repente el cerebro entra en un estado de pánico y el día se convierte en una larga noche de trabajo.

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